No hace falta ser agrónomo para saber que sólo se puede obtener una cosecha después de que las flores de las plantas se sometan a un determinado proceso de fecundación, durante el cual el polen de los estambres se transfiere al estigma del pistilo.
En este proceso pueden intervenir insectos, el viento o tal vez el propio cultivador.La última de estas opciones no puede calificarse de sencilla, pero hay tres formas que pueden facilitarlo.
Polinización con un pincel
Tome un pincel, que debe estar limpio y seco.Páselo con cuidado sobre los estambres para recoger el polen, y luego haga el mismo movimiento sobre el pistilo en el centro de la flor.
El cepillo, por cierto, puede ser sustituido por un hisopo de algodón – sólo en este caso se debe trabajar aún con más cuidado.
Vibración
En las plantas con flores pequeñas, como los tomates, es difícil distinguir entre flores femeninas y masculinas.Por lo tanto, los jardineros astutos hacen lo siguiente: llevan al cepillo con flores en flor objetos que vibran (cepillo de dientes, pistola de masaje, teléfono, etc.), tras lo cual el aire se llena de aire.etc.), tras lo cual el aire se llena de polen.Sólo queda observar cómo el polen se deposita en las flores.
Agitación
No siempre es posible tener a mano algo que vibre, así que si te encuentras en esta situación, puedes limitarte a sacudir: basta con agitar una flor sobre la otra y podrás estar seguro de que el polen da justo en el blanco.
Nota: independientemente del método elegido, se recomienda polinizar las flores dos veces al día: por la mañana y por la noche.
